La depresión es una de las afecciones de salud mental más comunes, pero también una de las menos comprendidas. Más allá de la tristeza, afecta a cómo una persona piensa, siente y actúa.
El pasado lunes, fue el Blue Monday, conocido como el «día más triste del año». Sin embargo, es importante no preocuparse y aclarar que este concepto no tiene base científica. Aun así, nos brinda la oportunidad de hablar sobre temas relevantes como la depresión y cómo podemos apoyar a quienes la padecen. Es fundamental reflexionar sobre cómo nuestras palabras pueden influir positiva o negativamente en alguien que está luchando para salir de un pozo.
Índice
Comprendiendo la depresión
La depresión no es solo estar triste o desanimado, sino una combinación de síntomas emocionales y físicos que dificultan el funcionamiento diario de una persona. Puede incluir una profunda sensación de vacío, fatiga extrema y pérdida de interés en actividades que antes resultaban placenteras. Entender esto es esencial para evitar caer en prejuicios o comentarios hirientes. En lugar de intentar «arreglar» lo que sienten, el objetivo debe ser acompañar y apoyar sin juzgar.
Cosas que NO deberíamos decir a una persona con depresión
Nuestras palabras, aunque bienintencionadas, pueden tener un impacto negativo en la persona a la que va dirigida. Es importante evitar frases minimizadoras que invaliden la experiencia de la persona, comentarios que culpabilicen o coloquen la responsabilidad en la persona, ignorando que la depresión es un trastorno que no se resuelve con fuerza de voluntad o consejos innecesarios y soluciones rápidas.
Algunos ejemplos de frases que no debemos decir y que a menudo las decimos creyendo que así estamos ayudando a la otra persona son:
- «Anímate, no es para tanto.»
- «Tienes que poner de tu parte para salir de esto.»
- «Hay gente que lo está pasando peor que tú”.
- «Todo está en tu mente, solo cambia tu actitud.»
- «Es solo una mala racha, ya se te pasará.»
- «¿Por qué te sientes así? No tienes motivos para estar deprimido/a.»
- «Tienes todo para ser feliz, no entiendo por qué te sientes así.»
- «Lo que necesitas es distraerte y no pensar en ello.
- «Deja de darle tantas vueltas, sigue adelante.»
- «¿No te cansas de sentirte así todo el tiempo?»
Cosas que SÍ podemos decir para ayudar
Las palabras tienen el poder de brindar apoyo y consuelo. Saber qué decir y cómo decirlo puede marcar una gran diferencia para alguien que enfrenta la depresión. Algunas formas de ayudar pueden ser validar los sentimientos, reconociendo y respetando las vivencias de la otra persona, ofrecer apoyo sin imponer soluciones y dejando espacio para que pueda expresar lo que necesite y trasmitir esperanza sin minimizar lo que está sintiendo esa persona.
Algunas frases que ilustran como poder ayudar son:
- «Lamento que estés pasando por esto, estoy aquí para ti.»
- «Tus sentimientos son válidos, y está bien sentirte así.»
- «Estoy contigo, no tienes que enfrentarlo solo/a.»
- «¿Cómo puedo ayudarte en este momento?»
- «No tienes que apresurarte a sentirte mejor, tómate tu tiempo.»
- «Sé que es difícil, pero estoy aquí para escucharte.»
- «Estoy orgulloso/a de ti por seguir adelante, incluso cuando es difícil.»
- «Estoy aquí para ti, tanto si quieres hablar como si no.»
- «No puedo imaginar lo difícil que debe ser, pero quiero ayudarte de la manera que pueda.»
- «Cuando quieras salir o distraerte un poco, podemos hacerlo juntos.»
Estrategias para apoyar a una persona con depresión
Además de las palabras, nuestras acciones y actitudes son esenciales para ofrecer un apoyo significativo. Estas estrategias pueden ayudarte a acompañar a una persona de forma más efectiva y respetuosa:
Escuchar activamente. Muchas veces, lo que más necesita una persona con depresión es ser escuchada. Practica la escucha activa, mostrando interés sin interrumpir ni juzgar.
Evitar consejos no solicitados. Aunque tengas buenas intenciones, es mejor preguntar cómo puedes ayudar en lugar de asumir lo que la persona necesita.
Fomentar el acceso a ayuda profesional. Puedes sugerir, sin presionar, buscar apoyo profesional. Frases como «Hablar con un terapeuta podría ser útil, ¿qué opinas?» pueden abrir la puerta al tema.
Cuidar el lenguaje corporal. No solo importan las palabras, sino también el tono de voz y el contacto visual. Un gesto amable puede transmitir más apoyo que mil palabras.
Conclusiones
Hablar con alguien que padece depresión requiere sensibilidad, paciencia y empatía. Pequeñas frases que validen sus emociones y ofrezcan apoyo pueden marcar una gran diferencia en su bienestar. Evitemos palabras que minimicen o culpabilicen y enfoquémonos en ser una fuente de apoyo.